Devocionales... Para tiempos difíciles
“José, pues, conoció a sus hermanos, pero ellos no le conocieron”. Génesis 42:8 NVI
Hoy queremos que el conocimiento que tenemos del Señor Jesús experimente un crecimiento. Será bueno, entonces, considerar un tópico que tiene afinidad con este texto. Es decir… el conocimiento que nuestro José tiene de nosotros. El conocimiento que Jesús tiene de nosotros fue perfecto mucho antes que nosotros tuviésemos el más insignificante conocimiento de él. Antes que estuviésemos en el mundo, ya estábamos en su corazón. Cuando éramos sus enemigos, él nos conoció y conoció también nuestra miseria, nuestra insensatez y nuestra maldad. Cuando llorábamos amargamente en desesperado arrepentimiento y lo vimos sólo como un juez, él nos miró como hermanos bien amados y sus entrañas suspiraron por nosotros. Él nunca desconoció a sus escogidos, sino siempre los consideró como objetos de su infinito afecto.
Amén.
“No seamos como Caín que, por ser del maligno, asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo hizo? Porque sus propias obras eran malas, y las de su hermano justas”. 1 Juan 3:12 NVI
He enseñado que la Biblia es un compendio de relatos literales que encierran principios espirituales. Aquí nos encontramos con uno. ¿Mató realmente Caín a su hermano Abel? Lo mató, en efecto. ¿Y qué aplicación podría tener ese hecho para nosotros, hoy? Muy claro. Caín mató a su hermano Abel por envidia. Hoy pululan por nuestros templos cientos y cientos de “caínes” que buscan acercarse a los líderes, ganarse su confianza y acceder a cargos y posiciones de poder. Cuando lo logran, vemos las barbaridades que vemos. Cuando no lo logran porque con honestidad se le da espacio a los de mejores conductas, se llenan de envidia y no dudan en matar espiritualmente a quien sea con tal de descargar su enojo y resentimiento. ¿Por qué se comportan así? Tú inventa la causa que mejor te parezca. Yo me quedo con la que aquí está determinada… son del maligno.
Amén.
“A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos”. Hechos 2:32 NVI
¿Qué cosa es un testigo? Alguien que puede ser convocado a un tribunal a sentarse en un banquillo para dar testimonio sobre un asunto específico sobre un caso concreto. El asunto específico, aquí, es la resurrección y el caso concreto, la que levantó de entre los muertos a Jesús el Cristo. Y el testigo ocular de todo en esta situación, es nada menos que Pedro, el apóstol. Y Pedro es un personaje muy singular de toda la historia bíblica, porque extraído de un ambiente duro y rústico como era el de los pescadores, era sin embargo uno de los que había hecho cierto dinero con su trabajo, ya que era propietario de más de una barca, lo cual no era lo corriente en ese ambiente. De todos modos, todavía vociferaba y quizás hasta juraba y maldecía, tal como se acostumbraba en el léxico laboral marítimo. Ese mismo Pedro es capaz de escribir verdaderas piezas espirituales que no pueden sino provenir directamente de Dios, ya que por sí mismo este hombre era imposible que lo lograra.
Amén.
“sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor”. 1 Juan 4:18 NVI
El temor es una fuerza destructiva. Destruye tanto la salud mental como la física. Hemos sido creados para tener fe y no para temer. La fe nos fortalece, el temor nos desmoraliza y nos destruye. El temor es una fuerza negativa, una emoción negativa incontrolada que destruye nuestro equilibrio, personalidad y esperanzas. Si dejamos que las emociones negativas nos asalten, o que la desilusión impregne nuestro organismo, iremos a la desesperación. Tales emociones sin control producen las causas que minan nuestra salud y traen enfermedades. Por el contrario, cuando permitimos que las emociones positivas nos dominen, tales como la alegría, fe, confianza en la palabra de Dios, entonces nuestras emociones se estabilizan y producen sanidad emocional y también física. Un psicólogo dijo que cuando la tensión del alma o de la mente se hace tan grande que rebasa, se derrama y salpica el cuerpo, éste se enferma. Y si saturas tu mente con emociones positivas de fe, de confianza en Dios, de alegría, de entusiasmo, de amor, también tu mente va a rebasar y salpicar tu cuerpo con esa medicina tan curativa. Si te sientes encerrado en emociones negativas toma dominio y autoridad sobre todas esas fuerzas de ira, rencor, de temor y angustia que te han dominado, desmoralizado y destruido y somételos al control de Jesucristo. Recibe el poder, el gozo, el amor de Dios que sobrepasa todo entendimiento y se llenó de la paz del Señor.
Amén.
“un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar”. Eclesiastés 3:2 NVI
Resulta increíble que el hombre sufra y se angustie tanto pensando en la muerte cuando, desde el inicio mismo de su ciclo vital, ya tiene estipulados los tiempos. El de nacer en primer término y el de morir, muchos o pocos años más tarde. Claro, el hombre no lo sabe con exactitud y es mucho mejor que así sea. ¿Te imaginas viviendo con el conocimiento de tu día final? Pese a que sabes que vas a la presencia del Señor, convengamos en que, de todos modos, no tendrías ningún apuro… ¿Verdad? Mientras tanto, es tiempo de plantar. ¿Qué plantaremos? Lo que deseemos cosechar. Nadie planta semillas de naranjas si desea cosechar manzanas. Así que, prepárate. ¿Cuál será tu necesidad más o menos inmediata? Pues es exactamente eso lo que hoy mismo deberás comenzar a plantar, a sembrar. Todo lo que el hombre sembrare... ¿Adónde sembrar? En tierra fértil. Ni se te ocurra sembrar en terrenos muertos. Desde ya te digo que jamás llegarás a cosechar nada si lo haces...
Amén.
“Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos”. Mateo 18:2, 3 NVI
Esta es la respuesta de Jesús a la pregunta de sus discípulos sobre quién sería el más importante en el reino de los cielos. ¿Y qué les dice? Simplemente que, si no cambiaban su forma de pensar y de ser, no entrarían al reino. - ¿Eso quiere decir que ellos podían perderse? No se está hablando de salvación, se está hablando de entrar al reino. - ¿Es que no es la misma cosa? No, no lo es. Se es salvo por gracia, por favor de Dios y sin mérito alguno de parte nuestra. Pero entrar al reino y servirle, implica pagar un precio. Esencialmente, el precio de la pérdida de nuestra reputación. No nos importa demasiado que el mundo nos tome por locos, pero sí nos importa y mucho que alguna fracción de la iglesia nos trate de herejes, blasfemos, rebeldes o conflictivos. Y servir de verdad al reino (no hablo de una congregación ni una denominación), nos coloca en ese plano. Exactamente igual que lo colocó allí a Jesús.
Amén.
“Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre”. Hebreos 13:15 NVI
La Biblia nos dice que hay muchas maneras de alabar y adorar a Dios. Pero ¿has pensado en lo que significa traer un sacrificio de alabanza? Significa que reconocemos a Dios sobre toda circunstancia. Vivimos nuestras vidas honrándolo y glorificándolo no importando lo que suceda a nuestro alrededor. Cuando alguien te ofende y sientes decirle algunas cosas, pero mejor le sonríes… ¿Sabes lo que acabas de hacer? Con tus acciones le dijiste: - Estoy viviendo en un nivel más alto. - Reconozco a Dios en cada circunstancia. Dios promete habitar en la alabanza de su pueblo. Cuando continuamente ofreces alabanza, estas invitando la presencia de Dios y su poder en cada área de tu vida.
Amén.
“El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa”. Hebreos 1:3 NVI
¡Dios es maravilloso! Creó el universo y todo lo que existe con el poder de su palabra -y continúa manteniendo todas las cosas con esa misma palabra. ¿Cómo podemos relacionarnos con un ser así? ¿Qué podemos decir a un Dios tan poderoso para que su favor se vuelva a nosotros? Primero que nada, no hay palabras nuestras que puedan persuadir a Dios a que haga algo que él no pensaba hacer. Pero afortunadamente, tampoco es necesario que lo hagamos. Ya que nosotros no tenemos cómo llegar a Dios, él viene a nosotros. Jesús es Dios y a la vez también es hombre. Cuando miramos a Jesús por quien él es realmente, vemos a Dios. En Jesús vemos que a pesar de que Dios es todopoderoso y santo, no nos considera pequeños e insignificantes. Dios nos considera sus queridos hijos, por quienes está dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso sufrir y morir en la cruz, para salvarnos. A pesar de que Dios es todopoderoso, Jesús nos muestra que Dios es comprensivo y compasivo. Por encima de todo, Dios quiere que seamos salvos. Él logró nuestra salvación a través de la venida de Jesús.
Amén.
“Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá”. Habacuc 2:3 NVI
Dios tiene un tiempo señalado para cumplir tus visiones, sueños y deseos de tu corazón. No porque haya pasado mucho tiempo o porque has tratado y has fracasado, no significa que no va a suceder. No des por vencidos tus sueños. Recuerda, cada sueño que hay en tu corazón, cada promesa tiene una raíz, Dios la puso ahí. Declara: - Mi tiempo viene. - Dios está trabajando a mi favor. Cuando no sueltas tu visión y cuando hablas vida sobre tus sueños, comenzaras a ver como toman forma. Tu fe crecerá y comenzaras a moverte al destino que Dios tiene para tu vida.
Amén.
“Iré tras ellos y les daré alcance —alardeaba el enemigo— Repartiré sus despojos hasta quedar hastiado. ¡Desenvainaré la espada y los destruiré con mi propia mano! Pero con un soplo tuyo se los tragó el mar… ”. Éxodos 15:9, 10 NVI
Satanás y sus huestes han proclamado palabras de destrucción hacia nosotros los hijos del Dios viviente y nos persiguen constantemente. Desde temprano en la mañana, ya nos están acechando. Cuando vemos a nuestras esposas y esposos ya tratan de poseernos con sentimientos de guerra y no de amor y dulzura hacia el ser que Dios nos ha dado el privilegio de amar. Los jóvenes se levantan sin expresar amor y respeto hacia sus padres o hermanos y son víctimas de un egoísmo que les persigue y no les deja vivir. Luego cuando llegamos a nuestros trabajos, allí está la persecución manifestada en el jefe o compañero de trabajo cuyas palabras negativas destruyen nuestro ánimo. Quizás una palabra grosera, una ofensa, o un chisme. Finalmente, al llegar el domingo, la persecución se acrecienta al desanimarnos aun en nuestra fe. ¿Qué hacer? Es una persecución constante. Satanás y sus huestes también pretenden tomarnos como prisioneros y tomar el botín de las bendiciones que Dios nos ha dado y saciarse con ellas. Ellos pretenden desenvainar sus espadas malignas del chisme, la arrogancia, la envidia, las ofensas y el orgullo para desalojarnos de la vida triunfante diseñada para los nacidos de nuevo. El enemigo también trata por todos los medios de aprisionarnos en dudas, temores, deudas, emociones que nos quieren llevar a falsas doctrinas, sentimientos que nos engañen y traten de atarnos a una fe delirante que no está basada en el fundamento apostólico. ¡Pero no importa, en nuestro Dios hay promesas de triunfo! En medio de esta guerra sin cuartel declarada hacia nosotros, los seguidores del carpintero de Nazaret, nos unimos al cántico de Moisés y el pueblo que le seguía con una declaración que nos anima a seguir luchando, pero tú soplaste con tu aliento y el mar los cubrió. ¡Aleluya y mil veces Aleluya! No importa cuán cruenta sea la guerra declarada. Nuestro enemigo ha dicho solo palabras. Sin embargo, nuestro Dios no declara palabras que desvanecen con la inestabilidad del tiempo. Nuestro Dios es un Dios de acción. Es más, él sopla con su aliento divino y la victoria es segura. Él sopla aliento de vida y el poder divino de su Espíritu Santo nos levanta. Él sopla y su aliento de poder cubre y destruye como mar la obra de Satanás, sus huestes demoníacas y aun a aquellos que desean nuestro mal. ¡Creamos con fe en el cántico de Moisés la victoria es segura!
Amén.
“Esta ayuda que es un servicio sagrado no sólo suple las necesidades de los santos sino que también redunda en abundantes acciones de gracias a Dios. En efecto, al recibir esta demostración de servicio, ellos alabarán a Dios por la obediencia con que ustedes acompañan la confesión del evangelio de Cristo, y por su generosa solidaridad con ellos y con todos”. 2 Corintios 9:12, 13 NVI
Esta que se destaca enfáticamente aquí, es la base de cualquier clase de servicio dentro del pueblo de Dios… la acción de gracias que será levantada para él. Porque se trata de un servicio sagrado, no humanitario, social o compasivo. Entonces ellos, que son la gente destinataria de nuestro servicio, alabarán a Dios y darán gracias, no por nuestra capacidad, por nuestro talento o por nuestra consagración, sino sencillamente por nuestra obediencia. Cuando nuestro servicio apunta a otros logros, como ser… resarcimientos personales ya sea desde lo anímico como desde lo material, resulta servicio nocivo. Una cosa es servir para el reino como reflejo de un estado de salvación por gracia y otra muy diferente es hacerlo para sobresalir en un ambiente de corte religioso por no haber podido lograrlo en el secular. A lo primero, Dios lo respalda, lo confirma y lo bendice. A lo segundo, sencillamente lo aborrece. Nunca te engañes aunque veas a mucha gente “importante” engañada.
Amén.
“Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer tales preguntas”. Eclesiastés 7:10 NVI
Esta frase es un dicho famoso de los que ya peinan canas. Antes se vivía más tranquilo, antes se vivía mejor, antes era distinto, antes… Pero encontré que Salomón, tenía un pensamiento distinto. Él no creía esta idea de que todo tiempo pasado fue mejor. Es cierto que necesitamos recordar la historia, para no cometer los errores, para mejorar, para aprender. Es muy importante conocer el pasado y valorarlo. No podemos negar lo que hicimos en nuestra vida y debemos recordarlo y aprender de ello. Pero el problema que la mayoría tiene es que se quedan estancados en el pasado. Por esto Salomón dijo que no había sabiduría en esa pregunta. No se puede vivir del pasado. No se puede mirar para el futuro y tener la mente en el ayer. Una definición de inteligencia es “adaptabilidad a los cambios”. Y es justamente lo que está diciendo Salomón. El sabio es aquel que entiende los cambios y se proyecta para adelante. Tenemos la tendencia a estancarnos, por miedo, por costumbre, por seguridad, por tradición. Y a repetir modelos, porque siempre se hizo así. Pero debemos tener cuidado, podemos cambiar las formas o los modelos dentro de la iglesia, la manera de hacer las cosas. Pero la doctrina no se negocia, no cambia, justamente porque Dios lo definió así. Pero debemos adaptarnos a los medios que hoy tenemos. Está tan equivocado aquel que no quiere cambiar nada, por repetir una forma heredada, como aquel que intenta cambiar, por el solo hecho de cambiar. Hay una tendencia peligrosa hoy que impulsa a esto. Modificar todo, sin pensar en las consecuencias. Cambiar lo antiguo porque es antiguo. Y esto también es un signo de falta de sabiduría. Para Salomón el sabio, es aquel que analizando la historia y viendo el presente, se adapta para crear un mejor futuro. El sabio no es caprichoso, el sabio mira por el bienestar de todos, no es egoísta, piensa para mejor. Sabe cambiar a tiempo para conseguir el mejor resultado. No te estanques en el pasado, crece para la gloria de Dios.
Amén.
“Pablo, apóstol, no por investidura ni mediación humanas, sino por Jesucristo y por Dios Padre, que lo levantó de entre los muertos; y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia: Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz”. Gálatas 1:1-3 NVI
La palabra “apóstol”, lo sabes, significa “enviado”. Pablo, dice él mismo aquí, es un enviado de Jesucristo y Dios Padre. ¿Eso significa algo para ti? No, claro, tienes, al igual que tantos cristianos, demasiada costumbre de oír estas cosas y prácticamente ya la mayoría de ellas te resbalan en el entendimiento. Sin embargo, eres el mismo que escribes correos a este y quizás a otros ministerios, preguntando si está bien que existan tantos apóstoles hoy día, como vemos por la televisión cristiana o secular. ¿Qué quieres que te responda? ¿Quizás algo contundente y fuerte para que tú lo uses como espada para destruir la corrupción babilónica? Sé valiente. Los apóstoles no lo son por investidura ni mediación humana, sino por Cristo. Ahora fíjate cuántos de uno y cuántos de otro encuentras…
Amén.
“Éste es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quién era”. Juan 1:19 NVI
Así es como funciona esto. Así fue en la época de Juan el Bautista, su ministerio y la antesala de la venida de Jesús y así sigue siendo hoy, cuando la iglesia debe cumplir el mismo rol de Juan: anunciar la segunda venida del mismo Jesús que ascendió al Padre. Sólo con una diferencia: la primera fue para redención, la segunda será para juicio. ¿Y cómo reacciona la iglesia estructural, consolidada y de alguna manera “oficializada” en el tiempo? Del mismo modo que aquellos judíos que enviaron emisarios a preguntarle a Juan quien era. Desconfiando, dudando, poniendo en tela de juicio que, si algo provenía de Dios y no salía de ellos, no podía ser verdad. En aquel momento lo fue, hoy no tiene por qué ser distinto. Que esto sirva de sana advertencia a todos aquellos que suponen que, si algo no tiene credenciales, títulos o nombramientos oficiales, igualmente puede venir de parte de Dios, que no sólo no los necesita, sino que incluso no los avala.
Amén.
“Por tanto, pastores, escuchen bien la palabra del Señor. Tan cierto como que yo vivo, -afirma el Señor omnipotente- que por falta de pastor mis ovejas han sido objeto de pillaje y han estado a merced de las fieras salvajes. Mis pastores no se ocupan de mis ovejas; cuidan de sí mismos, pero no de mis ovejas”. Ezequiel 34:7, 8 NVI
- ¡Pero hermano! - ¡No me venga con esto! - ¡Lo que sobran son pastores! ¿Ah, sí? ¿Y qué crees tú que es un pastor? ¿Acaso alguien que tiene una iglesia a su cargo? Eso es, en todo caso, lo que los hombres han armado alrededor del ministerio pastoral, pero lo cierto es que un pastor, es alguien que se ocupa de verdad de las ovejas del Señor. Aquí dice que porque no existen, ellas son objeto de pillaje. ¿Sabes lo que es el pillaje? Robo y abuso indiscriminado. ¿Es en el mundo donde sufren esto esas ovejas? No. ¡No es en el mundo! ¡Pero sí dicen que es por falta de pastor! En cada congregación donde hay un hombre que no ha sido levantado por Dios para ser pastor, hay ovejas expuestas al pillaje que esos mismos hombres llevan a cabo en contra de ellas. Hermanos… ¿Estoy exagerando, hablando barbaridades o diciendo algo que tiene coherencia?
Amén.
“El Padre ama al Hijo, y ha puesto todo en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios”. Juan 3:35, 36 NVI
Simple. Tremenda síntesis de la mecánica de salvación que contiene el evangelio. Y habrás notado que dije que la salvación es un accesorio que forma parte del evangelio, no que sea el epicentro de él. Porque es así, Dios no pensó todo esto en función de la salvación. Cuando él creó al hombre, lo colocó en su misma dimensión y podía comunicarse y hasta “pasear” junto a él, tal como lo leemos en Génesis. El hombre no necesitaba salvación porque no estaba bajo ningún juicio ni amenaza. Eso aparece luego, cuando el hombre Adán desobedece y cae de esa dimensión espiritual compartida con el Padre. Allí queda en el mundo terrenal y debe sujetarse para su supervivencia a las reglas y leyes de este mundo que le resultaba desconocido. Para el hombre, ver señales y maravillas era algo cotidiano y “normal”. Lo anormal llegó luego, cuando quedó con sus pies pegados a la tierra. Allí es donde necesita la salvación por Jesucristo para retornar a su anterior estado. Si lo hace, vuelve. Si no lo hace, no vuelve.
Amén.
“Que todos nos consideren servidores de Cristo, encargados de administrar los misterios de Dios. Ahora bien, a los que reciben un encargo se les exige que demuestren ser dignos de confianza”. 1 Corintios 4:1, 2 NVI
No hay algo que Dios anhele más que nuestra fidelidad. Él no quiere sacrificios ni esfuerzos humanos. Él quiere nuestra fidelidad. Él se presenta como Dios fuerte y celoso y desea la exclusividad de nuestro amor. Cuan triste se ha de poner cuando coqueteamos con el mundo siguiendo sus disoluciones, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Cuan triste se ha de poner cuando miramos al Señor de lejos cual Pedro calentándose en el fuego del mundo y negando al Señor insistentemente. Tal vez tú me dirás… - ¿Pero yo nunca he negado al Señor? Solo basta nuestro silencio para negar al Señor Jesucristo. Sin duda, por naturaleza somos infieles. ¿Qué sería de nosotros si la fidelidad y el amor de Dios se condicionaran al nuestro? Gracias a Dios porque cada día nos da la posibilidad de ser mejores cristianos, más eficaces, más eficientes y dedicados. Amados hermanos, redimamos el tiempo y levantémonos como obreros de Dios que no tengan de que avergonzarse. Porque llegará el día en que el Señor se ha de manifestar y ciertamente ninguno de nosotros ha de querer apartarse de él avergonzado. Ciertamente, la demanda y la prueba de nuestra fidelidad no está en el testimonio que mantengamos en la iglesia, el examen de Dios se realiza cada día en nuestra vida diaria y secular. Cuando estamos en nuestro hogar, en la oficina, en el taller o en la escuela. Es ahí donde Dios nos mira y nos examina. Soy un convencido de que la teoría se pone en práctica a penas cruzamos el umbral del local de reunión y enfrentamos el día a día. Así como el justo Lot, afligimos nuestra alma cada día, negándonos a nosotros mismos, tomando nuestra propia cruz y seguir al Señor hasta el fin.
Amén.
“La noche antes de que llegara el fugitivo, la mano del Señor vino sobre mí y me dejó mudo. A la mañana siguiente, cuando vino el hombre, el Señor me devolvió el habla”. Ezequiel 33:22 NVI
Quizás se habla aquí de juicio y si es así, debo considerar el motivo de esta visita y prestar atención a la disciplina y al que la decreta. No soy el único que es castigado en la noche, debo someterme con alegría a la aflicción y esforzarme con toda solicitud para sacar provecho de ella. La mano del Señor puede hacerse sentir en otro modo, fortaleciendo el alma y elevando el espíritu hacia las cosas eternas. ¡Oh! Que dicha experimentaría yo si pudiese sentir que el Señor contiende conmigo en ese sentido. El sentido de la divina presencia y de su permanencia en nosotros lleva el alma hacia el cielo como sobre alas de águila. En tales ocasiones nos sentimos llenos hasta el borde de gozo espiritual y olvidamos los cuidados y tristezas de la tierra, lo invisible está cerca y lo visible pierde el poder que tiene sobre nosotros.
Amén.
“Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles”. Hechos 2:43 NVI
Así somos. No te rías ni te burles de estos incrédulos que se asombraban de algo que por esencia los apóstoles podían realizar sin esfuerzo. Eran creyentes muy nuevos y podían asombrarse e impactarse de las cosas que Dios puede hacer a través de sus hombres fieles. Lo que ya no es tan lógico es que todavía hoy, a más de dos mil años de historia, sigamos asombrándonos por las señales y prodigios de las cuales es capaz nuestro Dios. Los apóstoles oraban para que Pedro se salvara y retornara con ellos. Cuando regresó no le querían abrir la puerta. Creían en la resurrección de Jesús, pero cuando lo vieron resucitado debieron tocar sus heridas para creer. Mira, hermano; la incredulidad no es un desmérito de ciertos hermanitos. La incredulidad es un espíritu satánico de alto voltaje y presencia dentro de los templos. En algunos casos, aunque los muertos resuciten, muchos no podrán creer.
Amén.
“De un salto se puso en pie y comenzó a caminar. Luego entró con ellos en el templo con sus propios pies, saltando y alabando a Dios”. Hechos 3:8 NVI
¿Qué crees que haríamos tú o yo si sufriéramos un impedimento físico que nos imposibilitara de caminar y de pronto, alguien orara por nosotros y fuésemos sanos? Indudablemente. No sé tú, pero yo sería capaz de saltar y alabar al Señor hasta el día siguiente. Muy bien, el descreimiento que en líneas generales existe por parte de la gente (algunos cristianos incluidos) con respecto a nuestras promocionadas “campañas de sanidad” o milagros, es que la televisión (que siempre está en el lugar preciso y exacto del milagro), toma a gente que ha sido sanada y se queda como si tal cosa, impávidos, sin evidenciar en sus rostros ni la menor alegría ni emoción por el suceso. ¿Esperas que el mundo crea eso? - ¡Hermano! - ¿Usted está diciendo, entonces, que no es verdad que Dios sana? No estoy diciendo eso. ¡Claro que Dios sana! Pero con soberanía, esto es… a quien quiere, cuando quiere y del modo que quiere. No cuando se lo “ordena” un vanaglorioso hombrecillo hambriento de gloria personal. Dios es un Dios sanador, pero no un showman.
Amén.
“Ten paciencia conmigo y te mostraré que aún quiero decir más en favor de Dios”. Job 36:2 NVI
No debemos buscar publicidad para nuestras virtudes ni para nuestro fervor, pero, al mismo tiempo, es un pecado estar siempre procurando esconder lo que Dios nos ha concedido para bien de otros. Un cristiano no tiene que ser una aldea colocada en un valle, sino una ciudad asentada sobre un monte. No tiene que ser una lámpara colocada debajo de un almud, sino sobre el candelero, que alumbra a todos. El retraimiento puede ser agradable en su tiempo y el ocultarse a sí mismo es sin duda signo de modestia, pero el ocultar a Cristo en nosotros nunca puede ser justificado y el retraerse de la verdad que nos es preciosa, es un pecado contra nuestros semejantes y una ofensa contra Dios. Si tienes un temperamento nervioso y una disposición a ser retraído, ten cuidado de no tolerar demasiado esta propensión a temblar, para que no seas inútil en la iglesia.
Amén.
“En tiempos de Herodes, rey de Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, miembro del grupo de Abías. Su esposa Elisabet también era descendiente de Aarón. Ambos eran rectos e intachables delante de Dios; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril; y los dos eran de edad avanzada”. Lucas 1:5-7 NVI
Este rey Herodes que se menciona aquí, reinó por espacio de treinta y tres años, del 37 al 4 antes de Cristo. Los sacerdotes se dividían en veinticuatro secciones y Abías pertenecía a una de ellas. En cuanto a que el matrimonio de Zacarías y Elizabet no tenían hijos, era muy importante en la época, ya que los judíos consideraban que los hijos eran una señal del favor de Dios y la falta o carencia de ellos dejaba en evidencia lo que se estimaba e interpretaba como desagrado. Sin embargo, fíjate que este no era el caso de Elizabet y Zacarías, ya que se nos significa que ellos eran justos delante de Dios, lo que quiere decir que contaban con su favor. Y esto es valioso que lo tengan en cuenta tantos y tantos matrimonios de diversas edades, que en este tiempo no pueden gestar. ¿Es un ataque del diablo? ¿Es una disposición divina? Lo ideal es que tengan confianza en que Dios está haciendo o permitiendo lo que para ellos es lo mejor, aunque a primera vista pudiera presentarse como lo opuesto.
Amén.
“Y el Señor me respondió: Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido”. Habacuc 2:2 NVI
¿Has conocido a alguien que ha tenido sueños grandiosos y nunca hizo nada? ¿Dónde te miras en tu carrera, o relaciones? Ponle acción a lo que crees. Quizás en lo natural no miras que algo está sucediendo, pero no tienes que tratar de figurarlo. Con tu fe y obediencia, Dios trabajara en una forma supernatural en tu situación. Te animo que escribas esos sueños, tenlos frente de ti para que no pierdas tu enfoque. Cuando empieces actuar en ellos, Dios dirigirá tus pasos, te pondrá enfrente las personas indicadas, en el tiempo indicado. Dios te dará sabiduría y favor y cada paso te llevara más cerca a obtener tus sueños.
Amén.
“¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios? Si obedecemos sus mandamientos. El que afirma: Lo conozco, pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad”. 1 Juan 2:3, 4 NVI
Es necesario que esta reflexión de hoy no te pase por el costado de tu oreja derecha sin penetrar en ella. Es necesario que modifiques tus conductas de años, cuando acostumbrabas a escuchar excelentes mensajes que luego, a los diez minutos de haber concluido, no podías recordar ni siquiera en sus principales conceptos. Va a ser necesario que a esto lo tengas muy presente. Porque hoy mismo te estoy diciendo que, conforme a lo poco que he visto a mi alrededor, que debe ser más o menos similar a lo que has visto tú, sin todo lo que dice este texto es real, lo que nosotros llamamos iglesia, está llena de mentirosos que no tienen la verdad. - ¿Entonces? Entonces concluimos en que, si la gente no tiene la verdad, la gente no ha accedido a la libertad. - ¿Entonces? Entonces comprendemos porque todavía existe tanta gente prisionera en nuestros templos. - ¿Prisioneros del diablo? No, y eso es lo peor…
Amén.
“Dios es testigo de cuánto los quiero a todos con el entrañable amor de Cristo Jesús. Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio, para que disciernan lo que es mejor, y sean puros e irreprochables para el día de Cristo, llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”. Filipenses 1:8-11 NVI
¡Esta es una oración intercesora! ¿Sabes? La mayor parte de nuestras oraciones, (y estoy hablando, naturalmente, de las que hacemos a favor de aquellos que verdaderamente amamos), tienen connotaciones de hechicería. ¿Qué es la hechicería? Es el acto de -mediante cualquier método- conseguir que otra persona se someta a nuestra voluntad, así sea para fines nobles y hasta convenientes a ellos. Orar pidiéndole a Dios que convierta a tal o cual persona, pese a estar deseando para ella lo mejor, es pedirle a Dios que prevalezca por sobre su voluntad y le imponga la suya. Dios no opera así. Nos hizo con voluntad, libre albedrío y lo que aquí Pablo expresa muy bien… discernimiento. Todo para decidir por nosotros mismos, incluso, en qué sitio espiritual pasaremos nuestra eternidad. Nada menos.
Amén.
“Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra”. Génesis 8:11 NVI
Bendito sea el Señor por este otro día de gracia, aunque esté yo ahora fatigado con sus afanes. Al preservador de los hombres elevó mi canto de gratitud. La paloma no halló descanso fuera del arca y por lo mismo, volvió a ella y mi alma conoció hoy más plenamente que nunca que no hay satisfacción en las cosas terrenales. Sólo Dios puede dar descanso a mi espíritu. Mis negocios, mis posesiones, mi familia, mis conocimientos, todo está bien en su lugar, pero esas cosas no pueden satisfacer los deseos de mi naturaleza inmortal. Vuelve a tu reposo, alma mía, pues el Señor te ha tratado generosamente. Fue en la hora de reposo, cuando las puertas del día se cerraban, que, con las alas fatigadas, la paloma volvió a su dueño. Señor, capacítame hoy mismo, ahora mismo, para volver a Jesús.
Amén.
“El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Apocalipsis 3:5, 6 NVI
Habría que preguntarse, si es como algunos sostienen que lo de la guerra espiritual es una exageración que lo único que consigue es promocionar al diablo, de qué cosa un creyente podría salir vencedor. Y seguidamente, la reconvención muy seria y muy grave para tantos que por no leer debidamente la Biblia, no sólo se han metido en discusiones doctrinarias estériles, sino que además nocivas y erróneas. Porque si yo leo que Dios no borrará mi nombre del libro de la vida cuando obedezca, es porque mi nombre ya había sido anotado allí en mi conversión… ¿Verdad? ¿Y qué es lo contrario? Que yo decida no obedecer. ¿Y entonces? Entonces, él si borrará mi nombre de ese libro. ¿Y cómo haría para borrar un nombre que por no haberse convertido, jamás estuvo allí? ¡Imposible! Entonces, ¿qué nombres borra Dios cuando se desobedece? Tú tienes suficiente entendimiento como para evitar que yo te lo explique...
Amén.
“Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso: Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo”. Efesios 1:1-3 NVI
A primera lectura y sin entrar a profundizar el contenido… ¿No te parece un destrabalenguas este texto? ¿Cuántas veces dice “Cristo Jesús”? ¿En cuántas leemos “el Señor Jesucristo”? No es ningún jeroglífico ni destrabalenguas, es la expresión genuina de alguien que conocía muy bien el contenido de la deidad y como referirse correctamente a ella. ¿No has notado que hay cristianos que solamente hablan de Dios y no mencionan jamás a Cristo, o Jesucristo y mucho menos al Espíritu Santo? Y no estoy hablando de menciones formales o rituales, estoy hablando de gente que habla de cosas en las cuales cree y deja de hablar en lo que aparentemente, cree un poco menos. ¿Has leído que al que cree todo le es posible? ¿Has leído que sin fe es imposible agradar a Dios? Será bueno que lo creas y lo pongas por obra ya mismo, en todo.
Amén.
“No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo?”. 2 Corintios 6:14, 15 NVI
Este pasaje ha sido utilizado para todas aquellas alternativas que tienen que ver con lo que normalmente llamamos… el yugo desigual. Que tiene vinculación con toda la actividad que una persona pueda realizar en la tierra, pero que eminentemente está sobredimensionado en lo concerniente al matrimonio. Sin embargo, algunas cosas no han sido tomadas como son, sino como parecen ser… una jovencita que va a una iglesia, jamás va a ponerse de novia siquiera con un joven que no va a ninguna iglesia, porque eso es “yugo desigual” ya que se entiende que si ese muchacho no va a una iglesia, es porque no cree. Puede ser. Pero también puede no ser. Además, una joven ungida por el Espíritu, creyente fiel y sincera, casada con un dominguero, uno de estos hombres que vive como le parece pero que no falta a un culto cada domingo… ¿No es también un yugo desigual? ¡Tenemos tanto para aprender!
Amén.
“Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús. Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros. Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús”. 2 Timoteo 2:1-3 NVI
Punto primero… la gracia fortalece. No se trata solamente de un mero favor de Dios para nuestra salvación, se trata de un ingrediente básico para nuestra vida espiritual. Punto segundo… lo que hemos oído sobre el evangelio a hermanos crecidos, maduros, sólidos, no se lo repitamos como en un casete de audio a cualquiera que no sepa ni pueda aprovecharlo, sino a gente digna de confianza que esté capacitada para enseñar a otros. - ¿Eso significa que deberán inscribirse en seminarios o institutos? En absoluto. Eso significa que deberán tener un auténtico llamado al ministerio magisterial y no ser maestros seculares. Punto tercero… lo creas o no, lo vivas o no, eres un soldado de Jesucristo. Y como a todo soldado, le llegará el momento de entrar en combate. Para eso cuentas con las mejores armas. Dos preguntas… 1. ¿Combatirás? 2. ¿Aceptarás sufrir por ese combate?
Amén.