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Alcohólicos Anónimos 🇪🇸 Somos una agrupación mundial de alcohólicos recuperados que se ayudan a mantener su sobriedad y comparten libremente. No aceptamos contribuciones ajenas, no contamos con casas de reposo o albergues. No somos profesionales.

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Alcohólicos Anónimos Hispano

y agitamos unos guiñapos.
El avión pasó como a tres millas sin vernos. Si no lloramos, fue únicamente por no haber ya en nuestros cuerpos humedad suficiente para formar ni una triste lagrima.
En la mañana del vigésimo día, Cherry desamarro su balsa de las otras dos, por creer que dispersándose la balsas por una superficie más extensa sería más fácil que llegaran a divisar alguna. Tan lógico me pareció el argumento, que desamarre la mía también, iba en ella conmigo De Agelis y nuestro radiotelegrafista, el sargento Reynolds.

En la madrugada del día vigésimo primero me despertó De Agelis, “Jim” me dijo, “será tal vez espejismo pero juraría que veo algo”.

¡A doce millas divisaban se unas palmeras! Las otras dos balsas se habían perdido de vista. Sacamos los remos de aluminio. Empecé a remar desesperadamente. Y remando estuve siete horas y media. Fue en esas horas cuando ocurrió el segundo de los dos milagros. Lo que hice en aquella lucha frenética por llegar a la isla, no lo hubiera podido hacer sin la ayuda divina.
Mis compañeros hallábase en el más lamentable estado. El pobre de Agelis ,e echaba una mano de vez en cuando, pero estaba tan débil que no podía remar más que unos minutos seguidos. Reynolds yacía tendido en el fondo de la balsa. Con los ojos inversamente unidos, casi perdidos halla en el fondo de las cuencas, parecía su cabeza la de un muerto.
Cuando estábamos casi a punto de tocar orilla, una leve corriente empezó a empujarnos mar afuera.

Le pedí a Dios a gritos, que me diera fuerzas. Grite con el último aliento de mis pulmones para que mi voz, sobreponiéndose al rumor del viento que comenzaba a soplar, llegase hasta el.

Al cabo de media hora de angustioso forcejo me convencí de que iba contra la corriente un chubasco tan espeso que casi oculto la isla a nuestra vista. Tome a gritar en el paroxismo de mi congoja: “Dios mío, no me abandones ahora!”.

Y no me abandono. Juraría que en el posterior esfuerzo por llegar a la rocosa orilla, se doblaban los remos de aluminio contra las olas de la rompiente. Y no era yo no era este Jim Whittaker, el que los doblaba así. No tenía yo fuerza en aquel momento para doblar un simple alfiler. Yo no tuve conciencia de realizar esfuerzo de ninguna clase. Tal parecía que los remos se movían automáticamente y que mis manos lo que hacían era seguir su movimiento. Aquellos remos los manejaban unas manos que no eran las mías.

Hoy hallándome completamente restablecido, lo pensaría mucho, antes de lanzarme remo en mano por aquel revuelto pedazo de mar, Y, sin embargo, agotado, cadavérico, después de tres semanas de hambre, sed y exposición a la interperie, ejecute una proeza que hubiese puesto a prueba al hombre más vigoroso.

Llegamos por fin a la linde de los arrecifes. Con mil precauciones fuimos haciendo pasar la balsa sobre las crestas afiladas de la barrera de coral, hasta vernos en las tranquilas aguas del interior.
A las dos de aquella tarde, la vigésima primera de nuestra tremenda odisea, pusimos la planta en la isla. ¡Estábamos salvados!
Apenas nos vimos en tierra caímos de hinojos y le dimos gracias a Dios por habernos conservado la vida.

No sé cuántas veces he hecho ya este relato. Lo he hecho en fábricas de aviones, en fundaciones de acero, en astilleros. He contado las licitudes en las balsas. He referido como encontré de nuevo a Dios en aquellos días tremendos y pavorosos, y lo contare mientras me quede un hálito de vida. Por algo ha sido el acontecimiento más grande que le pueda ocurrir a un mortal. Por algo es el relato más solemne y emocionante que labios de hombre pueden hacer.

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UNA HISTORIA QUE COMO BUEN AA DEBES CONOCER.

PRIMERA TRADICIÓN (EDDIE RICKENBACKER)_

EL NAUFRAGO QUE ENCONTRÓ LA FE

El 21 de octubre de 1942, a eso de las dos y treinta de la tarde un avión militar con ocho ocupantes (cinco tripulantes y tres pasajeros); cayo en el Océano Pacifico, por falta de combustible. Había salido de Hawaii con rumbo a la isla de Cantón y por una falla en los instrumentos estuvieron volando perdidos por cerca de cinco horas hasta que se les agoto la gasolina.

Sin agua, ni alimentos y en un mar infectado de tiburones, después de veinticuatro días de angustia, desesperación y sobresalto, lograron salvarse de aquella pesadilla, en frágiles balsas, gracias a la fe, al tesón y la constancia del capitán Eddie Rickenbacker, por mantenerlos unidos y lograr entre ellos un mínimo soplo del aliento y esperanza que les permitiera sobrevivir.

Esta fue una de las etopeyas más dramática de la segunda Guerra Mundial, acerca de la cual se refiere nuestra tradición uno. Como la historia que incontables veces pusieron de nuevo en escena los pioneros de A.A., en multitudes de ciudades y aldeas, para resaltar como el bienestar común es lo más importante.A continuación su relato, tomando de selecciones de Readers Digest, de agosto de 1943, y que publicamos dado su similitud con el tema de este número y gracias a la colaboración de un miembro del grupo central de la ciudad de Manizales.

Los veinticuatro días inolvidables que pasamos en el pacifico fueron para mi, la aventura más grande que le puede ocurrir a un hombre: la de encontrar a Dios.
Antes del suceso, Yo era un Agnóstico, un Ateo, si ustedes se empeñan. Pero en una balsa salvavidas no hay ateos, como los hay tampoco en una trinchera batida por la metralla.
Cuando caímos en la cuenta de que nuestra fortaleza volante estaba a punto de quedarse sin gasolina, empezamos a prepararnos para el violento amerizaje. Fue entonces cuando el subteniente D,Angelis, nuestro navegante, dijo: *“No me tomaran ustedes a mal que rece, ¿verdad?”*

Recuerdo perfectamente que la pregunta me molesto bastante. *¡Y cuando hube de avergonzarme días después, de aquel conato de enojo!*

El segundo día que pasamos en las balsas, vi al soldado Bartek leyendo su biblia. Nadie se atrevía a gastarle una broma. Quizá presentamos ya en aquel instante de cuanto nos iba a servir aquel "librito".

El cuarto día Bartek volvió a sacar su biblia. Nuestras tres balsas estaban unidas por cuerdas y las juntamos para rezar en común. Dijimos el padre Nuestro y el coronel Adamson leyó un pasaje de la biblia de Bartek. Me pareció que aquello no iba a remediar nada nuestra situación, pero tampoco la empeoraría. El capitán Cherry, el piloto del avión, leyó entonces un versículo: *“Así pues, no os acongojéis pensando ¿qué comeremos? O ¿Qué beberemos?"* Si, si, dije para mis adentros. Lo creeré cuando vea los bocados y el agua.

El sexto día se hizo evidente que nos habíamos desviado de las rutas que siguen los aeroplanos y los barcos de reconocimiento y que, por lo tanto, no nos hallarían nunca.

Empezamos a sentir debilidad. Teníamos hambre. Aquella noche uní mi voz, mecánicamente, pasivamente, a la plegaria del grupo. Pedimos comida en nuestras oraciones. Cherry, que siempre trataba a Dios de “mi Amo”, imploro: *“Mi Amo, estamos en un negro apuro, como sabes... Esperamos confiadamente en que pasado mañana tendremos algo… un poquito… lo que sea… cualquier cosa. Mira a ver lo que puedas hacer por nosotros, mi Amo”.*

Cuando termino, Cherry disparo la bengala a ver lo que sucedía, y, en efecto, sucedió algo. La bengala estaba defectuosa y en ves de elevarse cayo al agua chisporroteando. A su intenso resplandor vimos una barracuda persiguiendo una bandada de peces que venían hacia nosotros atraídos por la súbita claridad. Dos de los fugitivos de buen tamaño, saltaron dentro de la balsa. A la mañana siguiente nos desayunamos con una tajadita de pescado crudo.

Aquella tarde ya rece con más devoción. Llegue a decir la mitad del padre nuestro sin tropezar. Toda la vida me acorde de aquellas oraciones… y

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Alcohólicos Anónimos cumple 90 años con jornada informativa nacional

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Cita Diaria con La Viña Junio 4

No podemos depender exclusivamente de los amigos para resolver nuestros problemas. Un buen consejero nunca podrá pensar en lugar nuestro - él sabe que toda decisión final debe ser nuestra. El, por lo tanto, ayudará a eliminar el temor, el que tratemos de salir por un atajo y el auto-engaño, así preparándonos para hacer decisiones que sean bondadosas, prudentes y honestas.

Lo Mejor de Bill. Ese asunto de la sinceridad

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4 de Junio

Pensamiento del Día

Algunas de las cosas que me gradan desde que estoy recobrando la sobriedad son: Sentirme bien por la mañana. El uso total de mi inteligencia. Disfrutar de mi trabajo. Tener dinero disponible. La falta absoluta de remordimientos. La confianza de mis amigos. La perspectiva de un futuro feliz. La apreciación de las bellezas de la naturaleza. El estar consciente de lo que sucede. – “Estoy seguro de que me agradan estas cosas, ¿verdad?”.

Meditación del Día

Moldear la vida significa recortar y modelar el ser material para convertirlo en algo bueno, en lago que pueda expresar lo espiritual. Todas las cosas materiales son la arcilla de la cual moldeamos algo espiritual. Primero, hay que reconocer la presencia del egoísmo en los deseos y motivaciones, acciones y palabras, y después, moldear es egoísmo hasta que quede sublimado y convertido en un arma espiritual que sea instrumento del bien. A medida que progresa esta labor de conversión, cada vez se ve más claramente lo que hay que hacer para modelar la vida y convertirla en algo mejor.

Oración del Día

Ruego porque pueda modelar mi vida para convertirla en algo útil y bueno. Pido porque logre no desanimarme debido al lento progreso que haga.

(Veinticuatro Horas al Día, Copyright ©1976, Hazelden Foundation, All Rights Reserved, Under Pan American Convention, con permiso de AAWS)

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Hace muchos años, cuando los grupos de A.A. (y la Comunidad en su totalidad) eran más pequeños, los principiantes eran más visibles. Era muy fácil que los asistentes regulares a la reunión identificaran y dieran la bienvenida al principiante. Ese contacto inicial podría significar para el principiante la diferencia entre entrar con pie seguro en A.A. o salir por la puerta para nunca más volver.
Hoy día los grupos utilizan diversas estrategias para evitar la posibilidad de que alguien nuevo en A.A. pase desapercibido.
Muchos grupos incluyen en los anuncios iniciales de la reunión una invitación a cualquier persona nueva a identificarse.
Los grupos también suelen invitar a quienes están contando sus días de sobriedad a compartir esta noticia con el grupo.
A veces los grupos tienen listas de nombres de miembros disponibles para apadrinar a los principiantes.
Una vez que se identifica a los recién llegados, algunos grupos les proporcionan paquetes de principiantes en los que se incluyen folletos sobre A.A. y una lista de reuniones. Otra manera de asegurar que los principiantes reciban esta información es tenerla disponible como parte de la literatura que se ofrece.
Puede ser útil tener números del Grapevine de A.A., especialmente los que tratan de los primeros días de la recuperación.
Algunos grupos tienen personas que dan la bienvenida a los asistentes que pueden presentar al principiante a otros miembros de A.A. Si hay costumbre de ir a tomar café después de la reunión— o cualquier otra actividad de los miembros del grupo— invitar al principiante puede ayudarlos a sentirse incluidos.
Si alguien en la reunión dice que es nuevo en A.A., algunos grupos cambian inmediatamente el formato de la reunión en una de principiantes. (Disponible en la Oficina de Servicios Generales hay un “Paquete para reuniones de principiantes” —SM-1, $2.75—que contiene sugerencias y diez folletos.)
Algunos grupos tienen tareas de servicio designadas para principiantes que desean participar, tales como arreglar la sala de reunión. Algunos grupos suministran a los principiantes una lista de los números de teléfono de los miembros del grupo.
El objetivo no es el de abrumar al principiante sino de ponerles bien en claro que son bienvenidos a la reunión y a la Comunidad de Alcohólicos Anónimos.

Reimpreso de Box 4-5-9 (Edición Box459 febrero/marzo 2008) con permiso de A.A. World Services, Inc.

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Cita Diaria con La Viña Junio 3

"Cree más profundamente. Levanta la cara hacia la Luz, aunque por el momento no puedas ver".

Carta 1950

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3 de Junio

Pensamiento del Día

Hay muchas cosas que no echo de menos al ir recobrando la sobriedad: corretear por todos lados para encontrar una cantina abierta y conseguir aquella “media vida” que me daba una copa. Reunirme con los amigos y tratar de ocultar lo desdichado que me sentía. Mirarme en un espejo y decirme a mí mismo toda clase de improperios. Luchar conmigo mismo para apaciguar mis sentimientos de culpa. – “Estoy seguro de que no echo de menos esas cosas, ¿verdad?”.

Meditación del Día

El amor es la fuerza que transforma la vida. Hay que tratar de amar a la familia, a los amigos, y también a toda la humanidad, incluyendo a quienes se considere como “pecadores”. El amor a Dios es algo cada vez más grande. Es el resultado de la gratitud a Dios, y es el reconocimiento de las bendiciones que Dios envía. El amor a Dios reconoce los dones, y deja el camino abierto para que Dios derrame aún más bendiciones sobre el corazón agradecido. Hay que decir: “Gracias, Dios mío”, hasta que el hacerlo se convierta en un hábito.

Oración del Día

Ruego poder tratar de amar a Dios y a toda la humanidad. Pido poder agradecer continuamente a Dios todas sus bendiciones.

(Veinticuatro Horas al Día, Copyright ©1976, Hazelden Foundation, All Rights Reserved, Under Pan American Convention, con permiso de AAWS)

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las aceptamos de buen gusto.
“Al hablar de las Tradiciones, hablamos de la vida y la muerte. No puedo vivir sin A.A. Pero tú y yo somos A.A. A pesar de nosotros mismos, tenemos que ser responsables de nosotros mismos. A pesar de mí mismo, tengo que ser responsable, y la responsabilidad es de lo que tratan las Tradiciones.”

Reimpreso de Box 4-5-9 (Edición Box459 Primavera 2011) con permiso de A.A. World Services, Inc.

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‘Los hijos del caos’: El nacimiento de las Tradiciones de A.A.

“Los aprovechados se aprovechaban, los solitarios se lamentaban de su soledad, los comités disputaban, los nuevos clubs tenían dificultades inauditas, los oradores charlataneaban, los grupos se veían desgarrados por controversias, los miembros se convertían en profesionales y vendían el movimiento; a veces grupos enteros se emborrachaban, las relaciones públicas locales llegaron a ser un escándalo”. ( El lenguaje del corazón , p. 150)
Así eran las circunstancias, según Bill W., cofundador de A.A., en algunos de los grupos de la incipiente Comunidad en la época pionera de A.A. Con poca experiencia o ninguna en la nueva y exigente aventura de la sobriedad, los grupos de A.A. estaban volando a ciegas.
El programa de recuperación de A.A., principalmente según quedaba expresado en los Doce Pasos expuestos en el Libro Grande, se iba propagando como el fuego — de un alcohólico a otro, por todo el país e incluso en los países de ultramar. Con reportajes favorecedores en los diversos medios de comunicación y el creciente apoyo de la medicina y la religión, A.A. llegó a ser cada vez más conocida. La gente estaba logrando su sobriedad y las buenas nuevas se iban difundiendo rápidamente.
No obstante, los recién nacidos grupos de A.A. a menudo tenían muy poco en que apoyarse y orientarse aparte del deseo profundo de los miembros individuales de mantenerse sobrios. Todo tenía que definirse día a día y a base de experiencia personal e individual por medio de un sistema de tanteos y de aprender de los errores para así descubrir lo que funcionaba y no funcionaba. Las reglas fueron sentadas y rotas; se establecieron normas para luego descartarlas, e inevitablemente estallaron disputas, a veces enconadas, referentes a las relaciones entre los miembros de A.A., unos con otros, y con el mundo de afuera.
Había muchísimos problemas con que enfrentarnos en las primeras décadas de A.A. y a medida que la cantidad de miembros seguía aumentando anualmente, los desafíos supuestos por vivir y trabajar juntos, no sólo como individuos sino también como grupos, se iban amontonando. Los éxitos y la mayor visibilidad venían acompañados de sospechas, celos y resentimiento. Había conflictos relacionados con todo asunto imaginable: el uso del dinero, la operación de los clubs, el uso inapropiado del nombre de A.A., el liderazgo y los romances.
Las costumbres de las reuniones varían de grupo en grupo; algunas reuniones estaban compuestas principalmente de borrachos de bajo fondo; otras de borrachos de alto fondo; algunas dejaban volver al grupo a los que tenían recaídas; otros creían que deberían ser excomulgados.
Como Bill contó en A.A. llega a su mayoría de edad (p. 203): “Nos parecía como si cada participante en cada desacuerdo de los grupos de todo el país nos escribiera durante este confuso y apasionado período”. Los problemas planteados por esos miembros de A.A. amenazaban con abrumar a la Comunidad naciente y en una carta de 1950 dirigida a un miembro de A.A. de Michigan, Bill dijo: “Cuando llegaban a mi despacho las cartas en que se describían los dolores de crecimiento de los primeros grupos... pasaba la noche tumbado en la cama sin poder conciliar el sueño. Me parecía que las fuerzas de la desintegración iban a desgarrar a nuestros grupos pioneros....”
A.A. no fue la primera comunidad que se hubiera encontrado zozobrando en los escollos del conflicto y del éxito peligroso. La Sociedad Washingtoniana, un movimiento dedicado un siglo antes al rescate de los borrachos casi había descubierto la solución al problema del alcoholismo. Al comienzo, la sociedad, que se originó en Baltimore, estaba compuesta solamente de alcohólicos que se esforzaban por ayudarse, unos a otros. Tuvieron un éxito considerable y el movimiento prosperó. Había más de 500,000 miembros. Pero los Washingtonianos dejaron que los políticos y reformadores, alcohólicos y no-alcohólicos, hicieran uso de la sociedad para sus propios fines y, a pesar de sus intenciones expresadas de no meterse en la po

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90 Aniversario de Alcohólicos Anónimos
El evento se llevará a cabo el 7 de junio de 2025, en el Edificio María Luisa, con una actividad de agradecimiento de 9:00 am a 2:00 pm. La dirección es 200 metros al norte de Pizza Hut.

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Cita Diaria con La Viña Junio 2

Al cabo de unos años, llegué a darme cuenta de que me habían brindado mucho más que eso: una noción de algo que jamás había conocido — paz mental, una sensación de comodidad conmigo misma y con el mundo en el que vivía, y muchas otras cosas que podría resumir como una sensación de crecimiento, tanto emocional como espiritual.

Mujeres En AA. Después de 29 años. Julio de 1968

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2 de Junio

Pensamiento del Día

Algunas cosas más que no extraño desde que estoy sobrio: Preguntarme si el carro está en el garaje y como fue que llegué a mi casa; luchar para recordar donde estuve 
y que hice desde mi último momento consciente; tratar de demorar el levantarme para ir al trabajo, y preguntarme como me veo después de llegar allí; temerle al día que tengo por delante de mí.

Estoy bien seguro de que no extraño esas cosas; o no lo estoy?

Meditación para el día

No puedes creer en Dios y mantener tus vías egoístas, el viejo ego se marchita y muere, y sobre el alma que renace se estampa la imagen de Dios.
La eliminación gradual del egoísmo en el crecimiento del amor a Dios y a los demás 
es el objetivo de la vida.
Al principio solo tienes un débil lazo con lo Divino, pero la imagen crece y adquiere más y más la semejanza de Dios hasta que aquellos que te miran, pueden ver en ti algo del Poder de la Gracia de Dios obrando en una vida humana.

Oración del día.

Ruego que pueda desarrollar ese débil lazo 
que tengo con lo Divino.
Rezo para que otros puedan ver obrando en mí algo del Poder de la Gracia de Dios. 

(Veinticuatro Horas al Día, Copyright ©1976, Hazelden Foundation, All Rights Reserved, Under Pan American Convention, con permiso de AAWS)

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En las charlas que dio en las convenciones internacionales, hablaba como no alcohólico, pero también daba muestras de que creía en el programa de A.A. y seguía sus principios en su propia vida. Su hermana Josephine cree que A.A. le satisfizo una gran necesidad espiritual. En sus charlas en las asambleas de A.A., casi parecía que Bern hablaba como un miembro, no como alguien no alcohólico. Pronunció una de sus mejores charlas en la Convención Internacional de A.A. 1970 en Miami Beach. Bill W., aunque estuvo presente en la Convención, se encontraba demasiado enfermo para participar de forma activa. Bern lo sustituyó y dio una charla muy inspiradora sobre la necesidad de la unidad y la continuidad en A.A.
Esta sería su última charla en una función de A.A.
Aunque tenía un aspecto vigoroso y lleno de energía en la Convención, un mes más tarde sufrió un ataque al corazón mortal en su casa de Nueva York. Tenía 68 años de edad, y su repentina muerte provocó una gran conmoción en su familia y entre sus amistades.
Bill W., que falleció en enero de 1971, describió la muerte de Bern como una gran pérdida personal “porque me he apoyado en él muchos años. Siempre podía contar con sus sabios consejos, con solo pedirlos; desde el comienzo he disfrutado de su calurosa amistad.” Y añadió, “Desde el mismo comienzo, Bern Smith entendía los principios espirituales sobre los que se basa la Sociedad de Alcohólicos Anónimos.
Es raro encontrar una comprensión parecida entre la gente ajena. Pero Bern nunca fue una persona ajena. No sólo comprendía nuestra Comunidad, sino que además creía en ella.”

Reimpreso de Box 4-5-9 (Edición Octubre/Noviembre 2008) con permiso de A.A. World Services, Inc.

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Al principio, parecía extraño que Bern se sintiera tan atraído a A.A. No había alcoholismo en su familia, y él se describía a sí mismo como un bebedor moderado que nunca había tenido problema con el alcohol. Pero se acordaba de un amigo sensible y con mucho talento que había muerto de alcoholismo. Este amigo había sido un artista encargado de hacer un mural y se habían tomado medidas especiales para mantenerlo sobrio mientras se completaba el trabajo. Pero antes de terminar el proyecto agarró una borrachera mortal. No se pudo encontrar a ningún artista con su talento especial para reemplazarlo, y el mural nunca se terminó. Como dijo Bern, el inacabado mural quedó como “un monumento a un artista supremo, y el espacio en blanco — como la tumba de un alcohólico.”
Incluso durante su primer encuentro con Bill, Bern se contagió con lo que él veía como el milagro de A.A. y lo que estaba haciendo en el mundo, aunque la Comunidad en 1944 sólo tenía unos 10,000 miembros (pero estaba creciendo rápidamente). Él se acordaba de otros amigos alcohólicos a quienes no pudo ayudar, y por medio de Bill supo por qué sus tímidos esfuerzos habían fracasado. “Muy rara vez, si acaso alguna, puede un no alcohólico ayudar a un alcohólico,” dijo en una sesión en la Convención Internacional de A.A. de 1965 en Toronto.
“Según Bill hablaba conmigo aquella tarde me di cuenta de que algo tremendamente importante estaba teniendo lugar en la sociedad humana,” dijo refiriéndose a su primer encuentro con Bill. “Ciertamente fue uno de las tardes más estimulantes de mi vida. Y tal como se me pidió, me puse a formar la Fundación Alcohólica como corporación y poco después comencé mis veintiún años de servicio como custodio.” (Su período de servicio a A.A. alcanzaría un total de veintiséis años.)
Incluso en esa etapa inicial, Bill le dijo a Bern que quería estipular que hubiera una mayoría de no alcohólicos en los custodios o directores de la Fundación. Cuando Bern le preguntó por qué tal distinción era necesaria, Bill le explicó que los alcohólicos recuperados en A.A. sólo estaban a un trago de volver al desastre. Bern incluyó este requisito en la carta Constitutiva aunque se vio obligado a referirse a los miembros alcohólicos como “ex-alcohólicos”, un término que no utilizan los miembros de A.A.
Cuando Bern presentó la solicitud para inscribir la Carta Constitutiva en nombre de la junta, el secretario del estado de Nueva York observó que algunos custodios eran no alcohólicos y otros alcohólicos. Preocupado por esta distinción, le preguntó a Bern, “¿Cómo puedes distinguir desde el punto de vista legal?” No resultó fácil hacerlo, pero a Bern finalmente se le ocurrió esta explicación que satisfizo a los expertos en leyes: “Siéntenlos a todos alrededor de una mesa,” dijo Bern, “y den un Scotch con soda a cada uno. Los que no lo beban son los alcohólicos.” La explicación funcionó, y la junta obtuvo su Carta constitutiva.
El servicio de Bern había empezado cuando Bill se encontraba en el proceso de desarrollar las Tradiciones, que finalmente serían aprobadas en la Convención Internacional de 1950 en Cleveland. Aunque Bill escribió los Doce Pasos en 20 o 30 minutos, la preparación y aprobación de las Doce Tradiciones se alargaría varios años.
Y Bern se acordaba de que él no había estado totalmente de acuerdo con Bill acerca de adoptar la Séptima Tradición, que dice que A.A. debe negarse a recibir contribuciones ajenas.

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de lo que sucedió después.
Cherry elevo sus preces: *“mi amo, te hemos pedido comida y nos la has concedido. Ahora te pedimos agua. Si no te apresuras a darnos tu auxilio me figuro que estamos irremediablemente perdidos. De ti, de ti solo depende nuestra suerte”.*

Y ahora comprendo que la súplica de Cherry contenía todo lo que debe tener una oración: ruego a Dios, conformidad con su voluntad y la fe en que la súplica será escuchada.

En efecto, al poco rato divise una nube que se iba oscureciendo por instantes. De la nube colgaba una cortina azulosa. Era lluvia!!… lluvia!!… ¡y avanzaba hacia nosotros!
*“!aquí esta grito Cherry. “Gracias, Amo Mío!”* un minuto más… y empezó a diluviar. ¡Agua dulce! ¡Agua Fría!, juntamos las manos para recoger en su hueco el precioso líquido. Bebimos ávidamente.

Calmada la sed, nos llenamos las bocas de agua y la fuimos echando a buches en el único deposito que disponíamos: en los chalecos salvavidas.

El noveno día, el señor nos suministró unas cuantas tajaditas de un cazon que pesco Cherry con un anzuelo sin carnada.

Al día siguiente, a la hora de rezar, Cherry dijo el Padre Nuestro, y después cada uno de nosotros oro por si solo. Hubo quienes confesaron en alta voz sus pecados. Yo, por mi parte, no me ruborizo el declarar que hice el firme propósito de enmienda. Y puedo asegurar que lo he cumplido.
Antes apenas podía pasar veinte minutos en compañía de un amigo sin promover una acalorada discusión. A todo bicho viviente le veía enormes defectos. A nadie le encontraba cualidad buena. El único ser sin faltas que había en el mundo era yo, Jim Whitaker. Ahora, al revés, tengo a todo el mundo por bueno y decente mientras no se demuestre lo contrario.

Rickenbacker Se dirige siempre al señor como “Nuestro padre”. Rick no ha hecho nunca alarde externo de piedad, no obstante ser los sentimientos religiosos que profesa, alla en su fuero íntimo, de los que contribuyen a hacer de este mundo un lugar mas digno de vivir en él.
Uno de los náufragos, al llevarse su vez en la ronda de oraciones, le pidió a Dios que pusiera fin a sus sufrimientos enviándole la muerte. Rick grito al punto: “! Cállate! ¡No molestes a Dios! ¡Lo que el escucha si las oraciones, no los lloriqueos!”.

El dia decimotercero, ocurrió el primero de los milagros que hablan de acabar para siempre con mi incredulidad. El sol abrazaba. A eso de la media mañana pareció que iba a caer un chubasco, pero tuvimos el desconsuelo de ver la lluvia a medio kilómetro. Fue aquel el primer día que lleve yo la voz cantante en las oraciones “Dios mío”*, dije, “tú sabes lo que esa agua significa para nosotros. El viento se la ha llevado. En tus manos está el mandárnosla otra vez. Eso es nada para tu infinito poder. Para nosotros, en cambio señor, es la vida”.
“ordénale al viento que nos traiga esa lluvia. Sin ella, señor, pereceremos”.*
Hay ciertas cosas que no pueden explicarse por las leyes naturales. El viento no cambio, más a pesar de eso, la cortina de lluvia empezó a moverse lentamente hacia nosotros, contra el viento, como si una mano omnipotente la empujase.
Bebimos y guardamos agua. Aquella lluvia que nos mandó Dios nos ayudó a resistir los cuatro días siguientes, que fueron terribles.

De los siete sobrevivientes era yo el único que no tenía parte del cuerpo cubierta de ulceras por la acción del agua salada. La cortísima cantidad de agua que podíamos beber al día, solo servía para ser más torturante nuestra sed. Estábamos ya tan débiles, que el esfuerzo más ligero nos dejaba extenuados. Se nos caía la ropa a pedazos, y el sol ecuatorial nos achicharraba sin piedad. Todos habíamos tenido ya amagos de delirio. Estoy absolutamente convencido de que la fe en Dios, la fe que había reconquistado, fue lo único que nos sostuvo.

El día décimo octavo, a la hora de nuestra plegaria en común, rece como nunca. Le pedí a Dios con toda mi alma que nos mandara socorro, que nos salvara. Algo me decía que el auxilio estaba en camino.

Al día siguiente, poco después de amanecer, avistamos un aeroplano que volaba en dirección a nosotros, gritamos

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EDDIE RICKENBACKER

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Murcia conmemora el 90 aniversario de Alcohólicos Anónimos poniendo el acento en la prevención entre los jóvenes

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https://www.periodico26.cu/index.php/es/principal/13481-despues-de-rasgarte-la-piel-el-alcohol-te-come-fotos

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Reflexiones Diarias

4 de JUNIO

DESPRENDERSE DEL ANTIGUO YO

Leyendo cuidadosamente las cinco primeras proposiciones, nos preguntamos si hemos omitido algo, porque estamos construyendo un arco por el que pasaremos para llegar a ser, por fin, hombres libres… ¿Estamos ahora dispuestos a dejar que Dios elimine de nosotros todas esas cosas que hemos admitido son inconvenientes?

— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 75, 76


El Paso Sexto es el último Paso de “preparación”. A pesar de que ya he usado la oración extensamente, en los primeros Seis Pasos no he hecho ninguna petición formal a mi Poder Superior. He identificado mis problemas, he llegado a creer que hay una solución, he tomado la decisión de buscar esta solución, y he “limpiado mi casa”. Ahora me pregunto: ¿Estoy deseoso de vivir una vida de sobriedad, de cambio, de desprenderme de mi antiguo yo? Debo determinar si estoy verdaderamente listo para cambiar. Reviso lo que he hecho y estoy dispuesto a que Dios me libre de todos mis defectos de carácter, porque en el siguiente Paso le diré a mi Creador que estoy dispuesto y pediré ayuda. “Si todavía nos aferramos a alguna, de la que no queremos desprendernos, le pedimos a Dios que nos ayude a tener buena voluntad para hacerlo”. (Alcohólicos Anónimos, pág. 76 )

Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 by Alcoholics Anonymous World Services, Inc.

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Hija de un pionero de A.A. dona materiales valiosos a los Archivos Históricos


En 1939 Bob V., uno de los primeros miembros de A.A., invitó a Bill y a su esposa, Lois, a venir a vivir con él, con su esposa, Mag, y sus hijos. Bill y Lois, que habían perdido su casa al comienzo de ese año, se quedaron varios meses con ellos.
La hija de Bob y Maggie, Barbara (Babs), era adolescente en aquella época y recuerda ese año y otras muchas ocasiones en las que Bill y Lois, junto con otros pioneros de A.A., visitaron la casa familiar.
Babs, ya entrada en su octava década, vive ahora en Florida y durante todos esos años ha guardado una cantidad de materiales de recuerdos de A.A. que cubren desde los años 30 hasta los 60. Los materiales los coleccionaban su madre y su hermana mayor, que se unió a A.A. en la década de los cincuenta, según Babs. A comienzos del año pasado, envió los materiales a los Archivos Históricos de la Oficina de Servicios Generales.
En una carta adjunta al material, Babs dice: “Aún puedo recordar a Bill tocando en el violín piezas de Bach, Brahms o Beethoven delante de nuestra chimenea.” Añade que, “Lois era como una segunda madre para mí,” y que en 1947, “Lois y Bill asistieron ami boda.”
Entre los materiales enviados hay cartas escritas a mano por Bill W.; libros firmados por él y varios autores de las historias del Libro Grande; muchos manuscritos de la literatura de A.A. que se habían distribuido para recoger comentarios y sugerencias; folletos y volantes publicados en los primeros días; programas de las primeras Convenciones Internacionales; artículos y recortes de prensa acerca de A.A.; primeros números del Grapevine; fotografías de eventos de A.A. y muchas cartas de los pioneros de A.A.
Una carta de Bill W. dirigida a Bob V., fechada el 2 de junio de 1942, escrita en un papel con membrete de la Fundación Alcohólica, dice en parte: “Dile a Babs que estamos encantados por su graduación y totalmente desolados por no poder estar allí.”
También entre los materiales hay un programa de la Primera Conferencia Internacional de A.A., que se celebró en Cleveland en julio de 1950. El programa está firmado por Bill W. y Jim B, que fue uno de los primeros miembros de A.A. en conseguir la sobriedad en Nueva York, y cuya historia, “El círculo vicioso” está publicada en el Libro Grande (en español De las tinieblas hacia la luz, pag. 43).
En los archivos de la OSG hay una carta de Bill W. en la que habla de Bob V. La carta está fechada el 17 de enero de 1964:
“No te puedes imaginar lo que la amistad de él y su esposa Mag significó para nosotros en los primeros días de A.A. Nos acogieron en su casa el invierno de 1939 cuando habíamos perdido nuestra casa y estábamos en bancarrota total.”
Babs dice en su carta a la OSG que, “creo que la última vez que vi a Bill fue en el funeral de mi padre en 1969. Tengo muy buenos recuerdos de aquellos años.”


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Preparar el terreno para el principiante

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¡90 años de amor, servicio y milagros en Alcohólicos Anónimos! 🎉

Cada historia de recuperación en AA es una prueba de que sí se puede vivir sin alcohol. No tienes que tocar fondo. Si el alcohol te está quitando lo que amas, ya es suficiente. Hoy puedes empezar de nuevo.

📍 Evento conmemorativo: 14 de junio · 8 AM · Unidad de Congresos del IMSS, Siglo XXI

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Celebra con nosotros 90 años de esperanza.
#AlcohólicosAnónimos

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Reflexiones Diarias

3 de JUNIO

EN ALAS Y EN UNA ORACIÓN

… entonces pasamos al Sexto Paso. Hemos insistido en que la buena voluntad es indispensable.

— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 76


Los Pasos Cuatro y Cinco fueron difíciles pero valieron la pena. Ahora estaba atascado en el Paso Seis y, desesperado, tomé el Libro Grande y leí esta parte. Estaba afuera orando por lograr la buena voluntad, y al levantar la mirada vi una enorme ave ascendiendo hacia el cielo. La vi de repente entregarse a las poderosas corrientes de aire de la montaña. Arrastrada por el viento, abatiéndose y elevándose, el ave hizo cosas aparentemente imposibles. Fue un ejemplo inspirador de una criatura “dejándose llevar” por un poder superior a ella. Me di cuenta de que si el ave hubiera “tratado de recobrar los controles” y volar con menos confianza, usando sólo su fuerza, habría echado a perder su aparente vuelo libre. Este discernimiento me concedió la disposición de rezar la oración del Séptimo Paso.

No siempre es fácil reconocer la voluntad de Dios. Debo buscar y estar listo para aprovechar las corrientes de aire, y en esto me ayudan la oración y la meditación. Ya que yo, por mí mismo, soy nada, le pido a Dios que me haga conocer Su voluntad y me dé el poder y el valor para cumplirla hoy.

Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 by Alcoholics Anonymous World Services, Inc.

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lítica, la religión y el comercio, muchos miembros tomaron posturas opuestas ante el público en cuestiones de reforma del alcoholismo y otros asuntos del día. En un plazo de ocho o nueve años, los Washingtonianos, según un reportaje, habían perdido su atractivo. En el banquete anual de A.A. en la ciudad de Nueva York, el 7 de noviembre de 1945, Bill W. dijo: “En resumidas palabras, los Washingtonianos se pusieron a resolver los problemas del mundo antes de aprender a solucionar los suyos. No tenían capacidad alguna para ocuparse de sus asuntos”.
El Grupo Oxford, una organización religiosa de la cual brotaron las semillas de A.A. y que fue el origen de algunos de los principios y preceptos espirituales básicos de la Comunidad, también ofrece un ejemplo de lo que no se debe hacer. En A.A. llega a su mayoría de edad (p. 39), Bill escribió: “Los A.A. pioneros sacaron sus ideas de autoexamen, reconocimiento de los defectos de carácter, reparaciones para daños causados y trabajo con otros, directa y únicamente de los Grupos Oxford y directamente de Sam Shoemaker, su líder en los Estados Unidos”. No obstante, aunque los Grupos Oxford se preocupaban profundamente por la suerte de los alcohólicos, algunas costumbres de ese Grupo le hacían sentirse incómodo a Bill. Aunque el Grupo Oxford parece haber dado su primer impulso a muchos de los principios espirituales de A.A., las diferencias acabaron causando una separación entre los dos movimientos. Como Bill una vez dijo: “El Grupo Oxford quería salvar al mundo y yo solo quería salvar a los borrachos”.
Aprovechándose del ejemplo de los grupos precursores y de la cada vez más amplia experiencia sacada de sus propias luchas internas durante su primera década, A.A. se iba acercando día a día a un conjunto de principios prácticos que pudieran orientar y proteger la vida de grupo de A.A.
En 1946 en el Grapevine de A.A. los fundadores y miembros pioneros codificaron dichos principios y los publicaron con el título de “Doce puntos para asegurar nuestro futuro”. En la Convención Internacional de A.A. de Cleveland, Ohio, en 1950, la Comunidad en su totalidad los aceptó y aprobó. Más tarde, en abril de 1950, apareció el libro Doce Pasos y Doce Tradiciones , obra que ofrece a la Comunidad una guía para la recuperación personal y para la supervivencia colectiva.
“Hijos del caos,” escribió Bill en el ensayo sobre la Cuarta Tradición, “de manera desafiadora hemos jugado con fuego repetidas veces, pero hemos salido ilesos y, según nos parece a nosotros, más sabios que antes. Esas mismas desviaciones constituyeron un vasto proceso de pruebas y tanteos, el cual, por la gracia de Dios, nos ha traído a donde nos encontramos hoy”.
Según Bill, la acogida que tenían las Tradiciones en los años 40 no fue de las más calurosas. “Únicamente los grupos con graves dificultades se las tomaron en serio. En algunas partes hubo una reacción violenta, especialmente en aquellos grupos que tenían largas listas de reglas y reglamentos ‘protectores’. Había mucha apatía e indiferencia”.
Pero con el paso del tiempo todo eso cambió y unos pocos años más tarde, en la Convención de Cleveland de 1950, varios miles de miembros de A.A. declararon que las Tradiciones de A.A. constituyeron “la plataforma sobre la cual nuestra Comunidad podría funcionar mejor y mantener- se unida para siempre. Se dieron cuenta de que nuestras Tradiciones resultarían tan necesarias para nuestra Sociedad como lo eran los Doce Pasos para la vida de cada miembro.
Según la opinión de la Convención de Cleveland, las Tradiciones eran la clave de la unidad, del funcionamiento e incluso de la supervivencia de todos nosotros”.
Haciendo eco de estas palabras, J.B., un miembro de Modesto, California, escribió en el Grapevine de abril de 1984: “Las Doce Tradiciones no son una mera colección de guías establecidas por ‘ellos’ y transmitidas a nosotros con la directiva incondicional: ‘Eso es lo que tienen que hacer, punto...’
Las Tradiciones son el fruto de la experiencia de los errores que casi dejaron desgarrada a nuestra Comunidad, y

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90 años de Alcohólicos Anónimos en el mundo: en Guayaquil se conmemora el 10 de junio

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90 aniversario de Alcohólicos Anónimos (A.A.). Se llevará a cabo el 10 de junio a las 16:00 en el Salón de actos de la Consellería de Sanidade en Santiago de Compostela. 
El evento contará con testimonios de personas alcohólicas, profesionales de la salud y miembros de Al-Anon.

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La Sobriedad...
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#AlcohólicosAnónimos #adicto #recuperación

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Reflexiones Diarias

2 de JUNIO

EL SENDERO HACIA ARRIBA

He aquí los pasos que dimos…

— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 59


Estas son las palabras que introducen los Doce Pasos. En su directa simplicidad, ellas hacen a un lado todas las consideraciones psicológicas y filosóficas respecto a la virtud de los Pasos. Describen lo que hice: practiqué los Pasos y el resultado fue la sobriedad. Estas palabras no implican que yo deba caminar el sendero trillado por aquellos que fueron antes que yo, sino más bien significan que para mí hay una manera de lograr la sobriedad y que yo debo encontrar esa manera. Es un nuevo sendero, un sendero que me lleva a la luz infinita en la cima de la montaña. Los Pasos me anuncian las pisadas que son seguras y los abismos que tengo que evitar. Me proporcionan las herramientas que necesito durante gran parte del viaje solitario de mi alma. Cuando hablo de este viaje, comparto mi experiencia, fortaleza y esperanza con otros.

Del libro Reflexiones diarias
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“Bill tenía que insistir reunión tras reunión sobre las razones por las que A.A. debía ser automantenida y por qué no podía aceptar ayuda económica del mundo no alcohólico,” recordaba Bern, al tiempo que indicaba que Bill y Lois vivían entonces una “existencia increíblemente escasa” y a la junta le hubiera gustado tener más dinero para ayudarlos llevar una vida algo más distinguida. A pesar de esa necesidad, Bill persistió en la idea y esa Tradición, como las otras, finalmente tomó forma, dijo Bern. Pero confesaba que tuvo momentos de duda, cuando, como presidente, tenía que firmar cartas rechazando miles de dólares en legados y regalos. No obstante, Bern diría más tarde que Bill sabía que una sociedad con base espiritual tal como Alcohólicos Anónimos debía aislarse de las presiones materialistas que si no fuera por esta Tradición “podrían vulnerar la unidad de esta gran Comunidad.”
Los miembros de A.A. suelen creer que no hay coincidencias y que sucederán buenas cosas a la Comunidad bajo la orientación de Dios. Parece ser algo providencial el que Bern estuviera en la Junta de Servicios Generales en 1951 cuando Bill empezó a presentar la idea de una Conferencia de Servicios Generales para representar a la Comunidad de A.A. en su nivel básico. Él creía, y Bern también, que podría haber en el futuro división en la Comunidad si la Oficina de Servicios Generales y las funciones no estuvieran vinculadas con un organismo representativo de todo Alcohólicos Anónimos. Creían que una Conferencia de Servicios Generales era esencial para la continuidad de la Comunidad.
Por diversas razones, hubo resistencia al plan. Algunos miembros de la junta, así como miembros de A.A. de algunas ciudades, se oponían a la formación de una conferencia. Bern creía que algunos de los custodios tenían lo que él llamaba “derecho a servir en exclusiva” y lo perderían por la Conferencia de Servicios Generales. Bern se dio cuenta de que ganarse su cooperación “resultó ser una tarea mucho más formidable de lo que Bill o yo nos hubiéramos imaginado.”
“Finalmente, tras un debate exhaustivo, y por una mayoría de un solo voto, se aprobó la resolución de celebrar un sola conferencia experimental,” recordó Bern en 1970. Esta conferencia, dijo Bern, no tenía ninguna autoridad real. Fue seguida de otras tres conferencias “experimentales” en las que Bern sirvió de presidente, hasta la Convención Internacional de 1955 en St. Louis, en la que Bill oficialmente dejó de ser el líder de A.A. y la Conferencia de Servicios Generales se convirtió en una parte permanente de la estructura de A.A. y en una fuerza importante en la dirección de las funciones de servicio de A.A.
Bern indicó que había sido necesario celebrar tres conferencias “experimentales” más antes de proponer hacerla una parte permanente de A.A. Tanto Bill como él estaban de acuerdo en que los cambios dentro de A.A. nunca debían hacerse de manera abrupta, que debemos estar seguros de estar en lo cierto antes de hacer cualquier cambio. A Bern le parecía que la fortaleza intrínseca de la Comunidad es tal que siempre habrá tiempo suficiente para cambios.
Se siguió el mismo principio, años más tarde, cuando se cambió la composición de la Junta de Servicios Generales para tener una mayoría de miembros alcohólicos. Bern había apoyado durante algún tiempo ese cambio e incluso en una ocasión propuso que dimitieran todos los miembros no alcohólicos.
Esta propuesta de cambio brusco fue rechazada, aunque con el tiempo los miembros alcohólicos llegarían a ser mayoría en la junta.
Bern prestó un gran servicio a la Comunidad, pero siempre puso en claro que él se había beneficiado de su programa espiritual.

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Bern Smith: Uno de los principales arquitectos de la Conferencia de Servicios Generales

A últimas horas de la tarde de un día de 1944, tres hombres llegaron al despacho de Bernard B. Smith, un prominente abogado de Nueva York especializado en derecho de sociedades y comercial.
Su objetivo era contratarlo para formar una sociedad que se conocería como la Fundación Alcohólica. Smith, conocido entre sus amigos como “Bern”, no sabía mucho acerca del alcoholismo o de Alcohólicos Anónimos. Pero inmediatamente se sintió impresionado por el cofundador de A.A. Bill W., uno de sus tres visitantes. Bern describiría más tarde a Bill como “un hombre de aspecto parecido a Lincoln pero sin barba, alto y desgarbado, vestido con un traje arrugado.” Bern dijo que intuitivamente sintió que le gustaría conocer a Bill, y lo invitó a cenar esa misma noche. (Bill aceptó de buena gana, y Bern más tarde pensó que la perspectiva de una buena cena podría haber sido atractiva para Bill en aquella etapa de penuria de su vida.)
Bern recordó que, durante la cena, siguiendo su costumbre de abogado, empezó a interrogar a Bill acerca de lo que podría tener A.A. para hacerle posible a un alcohólico lograr la sobriedad. “Esa tarde me enteré de que A.A. tenía una base espiritual,” dijo. “Él me explicó por qué un alcohólico que ha dejado de beber puede ayudar a otro que todavía bebe. Aquella tarde me enteré de que no por medio de la ciencia, ni por el uso de vigorizadores o tranquilizantes síquicos Alcohólicos Anónimos estaba deteniendo la enfermedad del alcoholismo, sino que por medio de los eternos preceptos de humildad, honestidad, de devoción y amor A.A. estaba empezando a tener éxito donde otros esfuerzos para resolver el problema del alcoholismo habían fracasado.”
Esto fue el comienzo de una amistad que duraría hasta la muerte de Bern en 1970. Él pronto llegaría a ser custodio no alcohólico y posteriormente presidente de la Junta de Servicios Generales. También se convertiría en un fuerte partidario de Bill en una junta que a veces estaba dividida acerca de ciertos asuntos. Una de sus contribuciones más importantes fue el apoyo que dio a Bill para establecer la Conferencia de Servicios Generales. El conocimiento por parte de Bern de los aspectos legales y prácticos contribuyó de tal manera a la planificación de la Conferencia que Bill incluso le llamaba su “arquitecto.” Pero Bern se mantuvo en segundo plano gran parte del tiempo y la Comunidad en general lo conocía únicamente por las referencias que Bill hacía de él ocasionalmente en sus charlas y recuerdos.
Bern era nativo de Nueva York, nacido en el Bronx el 23 de diciembre de 1901. Allí se crió y asistió a la universidad y a la Facultad de Derecho en la ciudad, antes de iniciar su exitosa carrera de abogado. Vivió en Manhattan con su esposa Sylvia y sus dos hijas.
Los padres de Bern habían emigrado de Rusia a los EE.UU., donde su padre trabajó en la industria del vestir. La familia estaba destinada al éxito; Carl, el hermano mayor de Bern, se distinguió como profesor de pediatría en la facultad de medicina de la Universidad Cornell. Su hermana Josephine se graduó de Hunter College y llegó a ser maestra de escuela primaria.
Tanto Carl como Bern escribieron artículos y libros en sus respectivos campos. Los escritos de Carl sobre las enfermedades de la sangre en los niños estaban muy bien considerados, y Bern escribió artículos sobre comercio internacional, la industria de la construcción y la televisión. En 1957 Bern fue nombrado Comandante Honorífico de la Orden del Imperio Británico por la Reina Elizabeth.

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